FOTO: Jorge Coulon.

Jorge Coulon: «Como héroe nacional, me parece mejor Caszely que Arturo Prat»

El fundador de Inti Illimani repasó su escondida pasión por el fútbol y se detuvo especialmente en Colo Colo, club del que es socio, repudiando la gestión de Blanco y Negro. “No puede ser que hasta los afectos se compren”, reclama.

La “otra” pasión de Jorge Coulon –el fútbol- siempre permaneció oculta entre tantas giras y tocatas con Inti Illimani, banda icónica de la que es fundador. Sólo cobró más notoriedad hace un año, tras firmar como socio del club y participar en las dos últimas cenas del movimiento Colo Colo de Todos, donde tocó una novedosa versión del himno albo junto a Daniel Cantillana, en guitarra y violín.
– ¿Qué lugar ocupa el fútbol en su vida?
– Es de primerísima importancia. Porque lo que yo hacía de niño en el colegio era jugar fútbol. Nunca fui muy bueno, pero siempre me gustó jugar, al igual que a mi papá. Siempre tuvo que ver con mi vida. De hecho, cuando nos cambiamos desde Temuco a Providencia el año 53 o el 54 –no recuerdo muy bien- vivíamos cerca del Estadio Nacional. Afortunadamente yo tuve una infancia muy libre en el sentido de que salía solo de chico y me iba al entretiempo, porque ahí se podía entrar sin pagar a ver los segundos tiempos. Vi a Pelé, al Santos, también los hexagonales que se hacían en los veranos. Pero además me llamó la atención por dos cosas: primero, su lado artístico y plástico. Mi mamá me llevaba de chico al Teatro Municipal a ver ballet, y yo siempre hice una relación entre esta armonía de movimiento que existe en el fútbol para que un elenco funcione organizadamente. Y segundo, también me gustaba por lo que significa el juego en equipo. Yo entré de niño a la Escuela de Artes y Oficios, tuve una marcada enseñanza técnica y cuando tú trabajas con tecnología, el trabajo en equipo es fundamental: que tú no confíes en un compañero puede significar que te dé la corriente o te caiga una pieza encima. Esta dependencia de los otros y este reparto de habilidades me atraía del fútbol. Tienes al sacrificado, al bueno pa’ correr, al artista, al hábil. El fútbol es una metáfora de la sociedad y de la colaboración humana.

– ¿Es una pasión un poco reprimida? Muchos seguidores de Inti quizás se preguntan por qué eso no se deja ver en la parte musical…

– Sí, es cierto. Y eso que en el grupo durante un tiempo hubo muy buenos jugadores. Max Berrú llegó a Chile por el Mundial del 62; y Horacio Durán llegó a jugar en las divisiones inferiores de Green Cross, los dos eran muy buenos. Pero por ejemplo a José (Seves) no le gustaba el fútbol. Quizás porque su papá era muy fanático, pero su problema no era tanto con el fútbol como con el fútbol profesional, cosa que yo no entendía mucho. Porque hasta en el arte hay un nivel profesional y otro nivel amateur.

– Por la ideología del grupo en los 60-70, ¿tal vez había un rechazo alfútbol siguiendo esta idea, muy presente en la izquierda, de que este deporte era el “opio de los pueblos”?

– Existía esa concepción en mucha gente. Es que en este tiempo se veía una danza de millones…

– En ese tiempo ya era “danza” y hoy…

– Jaja, claro. Ahora es un “ballet” de millones. Pero también existía la realidad precaria de otros jugadores que vivían del fútbol. Por eso el Sifup se crea luego. Y por otro lado estaba la idea de que el fútbol era para distraer a las masas de sus objetivos revolucionarios. Yo nunca comulgué con esa idea; sí con la sindicalización de los jugadores y el respeto a las leyes laborales. Lo que pasa es que yo soy un colocolino atípico: no me da para ser “antichuncho” ni anti nadie. Es una discusión que de repente tengo con Daniel (Cantillana),que él es más apasionado, más visceral. A mí me gusta que a los equipos chilenos les vaya bien. O me alegra ver partidos de quien sea, analizar la táctica y estratégica de los entrenadores, porque también me gustó siempre el ajedrez. En cambio, Daniel empieza a molestar altiro a sus amigos si es que la “U” pierde. Además que Efrén Viera y Manuel Meriño son chunchos. En el Inti, Daniel y yo somos los únicos colocolinos.

– ¿El fútbol nunca surgió como temática para el repertorio del grupo?

–  No, fíjate que no. Creo que hay dos cosas que nos falta a los artistas chilenos: buenas canciones de fútbol y buenas canciones para las marchas, jaja. Hay una escasez de creatividad. Podría haber ahí algún talento poético.

–  ¿Y la versión del himno de Colo Colo en violín y guitarra que tocaron en la cena?

– Fue bien improvisado, la verdad. Daniel se largó a tocar en ese momento yyo lo acompañé nomás. Yo soy muy amigo de Piero, y él tiene una grabación muy bonita del himno de Banfield –club del que es hincha- con todos los vecinos del barrio. Todo lo que humanice los himnos está bien. Este canto impostado con un tenor está bien para las ceremonias oficiales. El himno de la “U” y el de Colo Colo están muy metidos en el corazón de la gente, y por lo mismo hay que humanizarlos.

– Como la polémica que pasó en Uruguay cuando una vez tocaron el himno en ritmo de murga…

– Eso hay que hacer. Yo suprimiría las bandas de guerra en los colegios y las cambiaría por bandas de paz, como la Banda Conmoción. Que se parezcan más a esta última que a las de la Armada.

– ¿Y qué tal resultó la experiencia futbolística en el exilio?

–  “Afortunadamente” (bien entre comillas) caímos en el exilio siendo jóvenes en Italia, un país súper futbolizado. Ahí empecé a leer cosas de fútbol de grandes escritores. Esas lecturas le dieron fundamento teórico a mi gusto por el fútbol. Allá era hincha de la Roma, que es el equipo del pueblo allá en la ciudad.

– ¿Ve al fútbol vinculado a la política o a una esfera social más amplia?

– Lo veo vinculado a la política y a la literatura. Al final los países y las comunidades se fundan sobre mitos, con una historia idealizada, que si tú los estudias fríamente empiezan a perder la gracia que tienen como mitos: Arturo Prat saltando en la cubierta del Huáscar solo, por ejemplo. Tener como héroes a jugadores de fútbol es mejor que tener a militares, o gente que mató a otro o que lo mataron.

– Así está escrita nuestra historia…

– Acá me voy a ganar una querella, pero –con todo respeto- como héroe nacional, me parece mejor Caszely que Arturo Prat. Siendo Prat un personaje respetable, Caszely es un ser humano y era un artista, y nos reafirma ese mito del atleta que viene de la cultura griega. El otro día leí un tuit por ahí, algo machista, que decía: “Las mujeres creen que cuando hablamos de fútbol, hablamos sólo de fútbol”. Y no es así: hablamos a la vez de lealtad, sacrificio, colaboración, táctica, estrategia.

–  ¿Es sintomático que haya un porcentaje de gente que se identifique más con un club de fútbol que con un partido político?

– Es un reflejo de una necesidad. Somos una cultura comunitaria católica que se le ha impuesto una matriz calvinista, personal con Dios. La matriz religiosa, muy importante en la cultura, le queda más fácil a los nórdicos. Nosotros, los latinos, tenemos una cultura más gregaria, más basada en el grupo. Por eso también los equipos nórdicos no son iguales que los latinos…

– Al final el fútbol es una manifestación cultural…

– Sí. Hoy los europeos también tienen habilidades que antes eran propias de los brasileños y argentinos, pero igual tienen algo de máquina, como los grupos japoneses que bailan salsa. Por ejemplo, el Bayern Munich parece el Barcelona estudiado al milímetro, pero transformado en eficiencia.

Se mercantilizan los sentimientos de los hinchas de Colo Colo

– ¿Desde cuándo le picó el “bichito” por Colo Colo?

–  Yo de muy chico no era tan colocolino, por conflictos con mi padre. Pero él jugaba todas las semanas contra Colo Colo, porque el club entrenó un tiempo en el estadio de la Escuela de Artes y Oficios. Y los estudiantes –mi papá era uno de ellos- eran sparrings de Colo Colo. Desde los 14 o 15 que soy hincha.

–  ¿Adscribe a esa teoría de que el club retrasó el golpe militar?

– Esa teoría la tuve siempre. Desde luego que no esperábamos un golpe. Pero es cierto de que todo Chile estuvo pendiente más de Colo Colo que de la situación. Ganarle a Botafogo en el Maracaná era algo que no se había visto nunca. No, si yo siempre seguí el fútbol. Hoy la farándula televisiva es mucho más opio de los pueblos que el deporte. Éste aún no es ese mundo absolutamente artificial. Incluso en el pensamiento más violentamente antineoliberal,un jugador puede costar millones, pero los llega a costar en base a su juego, no es un producto inventado. Cuando estuvimos en el exilio en Italia, un intelectual italiano que escribía en el diario La Repubblica hizo un análisis sobre si el Napoli estaba en condiciones de gastar tantos millones en Maradona. Él decía “si gastan millones de dólares en un animador de TV que es absolutamente reemplazable, ¿por qué no pagarlos por Maradona?”. Argumentaba que las habilidades de Maradona no las tenía nadie. Si es censurable que semueva tanto dinero, no nos tiremos tanto contra los jugadores de fútbol.

– ¿Ve algún símil entre este afán de recuperación de Colo Colo y los procesos sociales que se viven en Chile?

– Absolutamente, tiene mucho que ver. Yo me hice socio del club social y deportivo hace un año por eso mismo y hemos sido invitados a las cenas del movimiento Colo Colo de Todos. En el fútbol también ha habido una mercantilización de los sentimientos de la gente. Como que nada está libre. Escuché el otro día a Ricarte Soto decir que Chile era la Corea del Norte del capitalismo y no le falta razón. No puede ser que hasta los afectos se compren. Lo único que falta en un matrimonio es que el gerente de Falabella case a la pareja. Ni siquiera la organización de un hecho tan íntimo se salva. Está todo tan privatizado, ni hablar de la salud, las pensiones y la educación. En el caso del fútbol, esta transformación a sociedades anónimas, que aparecía como la solución para inyectar dinero, tampoco ha sido así. Te aseguro que si Azul Azul o Blanco y Negro tiene necesidades, el Estado los va a salvar, porque son de utilidad pública, no pueden echarse encima a la hinchada de Colo Colo. El hecho de que los presidentes de las S.A. sean hinchas de cualquier club ya es el máximo de la despersonalización del negocio. Que Piñera haya sido accionista de Colo Colo -siendo hincha de la Católica- habla mal del sistema y para qué decir del personaje. Entonces eso fue lo que me motivó en este intento de recuperar el club social. Ahora hay que decir que en la época del club social también hubo mucha frescura, tampoco podemos cerrar los ojos.

– ¿Le molesta esta asociación que se hace a Colo Colo con la dictadura de Pinochet? ¿Lo ha interpelado por eso algún hincha de la «U»?

– Yo les recuerdo a Ambrosio Rodríguez y a su presidente actual (José Yuraszeck). Desde luego que la dictadura se aprovechó de Colo Colo. Pasa también con el Milan y la carrera política de Berlusconi. Son signos de corrupción de una pasión colectiva. No estoy en la pelea por Colo Colo para ganar votos para la izquierda. Es porque uno quiere que la sociedad sea de otra manera. Y estamos yendo hacia lo contrario del fútbol, más parecido al golf, donde el héroe no es colectivo y no depende de los demás.

– ¿Qué le parece la llegada de Arturo Salah?

– Dentro de la situación actual, que no me gusta, siempre es mejor una persona que sepa de fútbol antes que un gerente que sólo sabe de plata. Pero hay que tener ojo: yo por ejemplo prefiero un buen ministro de Salud que uno malo, pero «el» sistema de Salud yo lo rechazo completamente. Blanco y Negro premia el efectismo, no el trabajo a largo plazo.

– Salah hace poco dijo que en la época del tetracampeonato de Borghi nadie hablaba mal de las S.A…

– Mi crítica a las S.A. las mantengo, pero lo mínimo que pueden hacer es que funcionen bien. Yo por ejemplo creo que el sistema bancario es un desastre en cuando a los intereses que cobra, en cuanto a las ganancias. Si mi banco aparte de hacer eso, es ineficiente, yo puedo cambiarme de banco. El problema es que los hinchas no pueden cambiar de equipo, no tenemos la libertad de elegir.

–  Antes de esta entrevista, usted me contó que su mujer le escondió la camiseta de Colo Colo.

– Mira, yo no sé hasta qué punto es juego y hasta qué punto en serio, porque no pude encontrar la camiseta, jaja. Ella (Patricia Montero) es chuncha fanática, va a todos los partidos. En toda la pelea cuando se fue Bielsa fue bien protagonista. Ella fue la promotora de la idea de hacer un “carapálida” en el partido de despedida de Bielsa, lo que al final nunca se produjo. Nosotros admirábamos a Bielsa. Creo que el fútbol chileno nunca será el mismo después de él.

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