Víctor Heredia, destacado cantautor argentino e invitado internacional al Festival Canto con Sentido y Razón, habla en esta entrevista sobre la trascendencia de sus canciones en Chile, de su simpatía por la llamada «música urbana» con contenido social, de las corrientes negacionistas que arremeten en América Latina y de «Bailando con tu sombra (Alelí)», la cual estaría dispuesto a retirar de su repertorio, aunque descarta que el movimiento feminista se lo pida.
Honrado por compartir escenario con catedrales chilenas como Inti Illimani y Los Jaivas, y con otros «hermanos menores» como Nano Stern y Manuel García, se declaró el destacado cantautor argentino Víctor Heredia. Le tocó estar en la parrilla con ellos durante la primera edición del Festival Canto con Sentido y Razón, celebrado los pasados 3 y 4 de febrero en El Patagual de Olmué, y que contó una masiva convocatoria hasta altas horas de la madrugada.
Fuera de esa radiante presentación en Olmué, donde los asistentes corearon casi todos sus clásicos como Razón de vivir, Ahora, coraje y Sobreviviendo, el músico criado en la localidad de Paso del Rey (provincia de Buenos Aires) tuvo una nutrida agenda de actividades en su última visita a Chile, país al que lo une un estrecho lazo desde tiempos inmemoriales: una charla sobre sus novelas en un centro cultural comunitario en Pudahuel, un encuentro con autoridades y estudiantes en la casa central de la Universidad de Chile y un concierto íntimo en Sala Master de la radio de esa casa de estudios. También se presentaría en Festival de Folklore de Chillán, pero los megaincendios en la zona le impidieron subir al escenario.
En los camarines de Radio Universidad de Chile, luego de ese sentido recital íntimo en la Sala Master, Víctor Heredia concedió esta entrevista a Agencia Trova, en la que habló de la trascendencia de sus canciones en Chile, del «sentido y razón» que percibe en la llamada «música urbana» con contenido social, de su hermana detenida desaparecida María Cristina, de la ola negacionista que invade el continente y de Bailando con tu sombra (Alelí), tema ganador en la competencia folclórica del Festival de Viña del Mar en voz de Abel Pintos en 2004, y cuya letra ha sido impugnada por supuestamente romantizar un femicidio. Heredia, aquí, lo descarta en absoluto.
– ¿Qué significó para usted volver a Chile después de la pandemia? ¿Qué de diferente fue este viaje respecto de otros?
– Bueno, es un halago y un privilegio confirmar lo que muchísimos amigos que viven en Chile o que pasan por aquí me cuentan: que los chilenos tienen mucho cariño por mis canciones. Es una satisfacción muy grande, porque veo que son canciones que han calado muy profundo en el corazón de los chilenos.
– ¿Qué tanto «sentido y razón» le hizo a usted este Festival cuyo nombre evoca la canción Manifiesto, de Víctor Jara?
– Creo que el sentido y razón están dentro de las canciones que nosotros hacemos. Quizás muchas personas pensaron que sería un festival con canciones de protesta. Yo pensé mucho en todo esto y en realidad, nuestras canciones hablan de amor: cuando hablamos de libertad, hablamos de amor; cuando hablamos de derechos, hablamos de amor; cuando hablamos de progreso y beneficios para la gente que trabaja y se sacrifica cotidianamente, también hablamos de amor por el otro.
– ¿Y ve ese «sentido y razón» en las expresiones actuales de la música?
– Sí. En nuestro país hay algunos chicos que han producido una revolución musical desde el trap como Duki, Wos y Trueno, con quien he tenido el gusto en trabajar en dos canciones (Azul y oro y Tierra Zanta). Me impresiona mucho porque dicen lo que debe decir una generación que vive los avatares que la nuestra le dejó. Nosotros no hemos resuelto la mayoría de los problemas a los que siempre le hemos cantado para concientizar y ayudar a la gente a modificar su propia realidad. Y hay otros artistas que no son visibles porque los medios hegemónicos de comunicación los invisibilizan.
– ¿Y cómo se lleva con esas vertientes de la «música urbana» que no son tan de contenido social, sino que reivindican la droga, el machismo?
– No los escucho. Uno tiene el poder de seleccionar lo que va a escuchar. Y cuando oigo una de esas canciones por la radio, simplemente cambio el dial. Pero sí me encantan algunas propuestas de Wos, Trueno y Duki, porque también es una manera de compartir un momento con mis hijos.
– Le he escuchado en otras entrevistas decir que está empezando a ser «anónimo». Sus canciones se escuchan en las calles chilenas y durante el estallido social, en la Plaza de la Dignidad, todos corearon «Sobreviviendo» mientras la interpretaba Illapu. ¿Cómo se siente al constatar que sus canciones viven en el alma popular y si cree que se escucharán en 20 o 30 años más?
– Es muy fuerte para mí, porque siento que la vida me empieza a regalar eso que tanto añoró Atahualpa Yupanqui. Él vio también en muchas de sus canciones la posibilidad de que alguien las canturreara o silbara, y que no supiera que ese hombre que estaba parado ahí, fumándose un cigarrito, era el autor. A mí me está pasando eso de ser anónimo. Hay muchísimos chicos en los buses, en las micros, en las plazas, cantando mis canciones. Seguramente si me ven pasar ni se van a enterar que este tipo de pelo blanco es Víctor Heredia.
-Dicen que eso es folklore, cuando se empieza a perder el autor…
– Sí, a Yupanqui le preguntaron eso y esa idea la saqué de él. «¿Qué quiere ser usted cuando su carrera empiece a declinar, maestro?». «Quiero ser anónimo», dijo él. Eso es: que mis canciones sigan allí sin que nadie se entere que fueron escritas por un tipo como yo.
«Yo creo que (los grupos de ultraderecha) mancillan el término libertad. Esas propuestas ideológicas y políticas lo que han hecho justamente es desdeñarla. Pero los medios hegemónicos les dan presencia a esos supuestos grupos libertarios que en realidad representan a grandes corporaciones y a monopolios económicos».
El recuerdo de «Mara»
Todos los 22 de junio son de profundo recogimiento en el seno interno de Víctor Heredia. Ese día de 1976, su hermana María Cristina Cournou Heredia fue secuestrada por agentes de la última dictadura argentina. Cournou, primero militante comunista y luego del Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP), fue detenida estando embarazada de cuatro meses, junto a su compañero Claudio Nicolás Grandi, quien cultivaba la misma militancia política. Cournou, Grandi y el/la hija de ambos aún figuran como desaparecidos.
A su hermana detenida desaparecida, Víctor Heredia dedicó canciones como Mandarinas (del disco Sólo quiero la vida, de 1984), donde recuerda la travesuras infantiles vividas con ella, y Mara (del disco Marcas, de 1998), un himno por verdad y justicia que lleva por título el apodo con que el cantautor llamaba a María Cristina. «Era una luchadora, docente, que abrazó como muchos jóvenes en Argentina la causa irrestricta del derecho y de las libertades, y al igual que muchos, pagó con su vida. Se han inmolado en favor de un tiempo que todavía no llega, y por eso digo que tenemos que insistir en modificar el presente para que el futuro sea un poco más amable para todos», dice Heredia, en cuyo país se cumplió el pasado 24 de marzo el 47° aniversario del golpe militar. Ese día, en Argentina, se conmemora el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Es feriado inamovible.
– Una canción posible y Todavía cantamos, sólo por mencionar dos, son canciones suyas que denuncian las violaciones a los derechos humanos ocurridas en América Latina. En Chile este 2023 se cumplen 50 años del golpe militar que quebrantó la democracia en nuestro país. ¿Cómo analiza lo que sucede con estas corrientes negacionistas de los horrores que vivimos en el cono sur del continente?
– Creo que son los pueblos los que tienen que cambiar la existencia de este tipo de propuestas ideológicas y políticas, manifestándose por quienes sí representan el progreso y la defensa del derecho. Eso debiera morigerarse si efectivamente existiera la posibilidad de entregarles la verdadera información y que ellos la busquen. Está en el pueblo pensar en para quién emiten el voto.
– ¿Y cómo se siente usted el haber invocado tanto el concepto «libertad» en sus canciones, y que esta palabra sea ahora la bandera de lucha de esos grupos negacionistas de ultraderecha?
– Yo creo que mancillan el término, definitivamente. Esas propuestas ideológicas y políticas lo que han hecho justamente es desdeñar la libertad, la han maniatado. Pero los medios hegemónicos les dan presencia a esos supuestos grupos libertarios que en realidad representan a grandes corporaciones y a monopolios económicos. Hay que trabajar a nivel de los ciudadanos de vez en cuando, y aprender a leer y a distinguir entre los que dan y los que quitan.
– ¿La utopía vive en su corazón a pesar de que haya cambiado mucho el contexto?
– No estaría cantando si no pensara utópicamente, es el alimento cotidiano (ríe).
– Por último, no puedo dejar de preguntarle por su canción Bailando con tu sombra (Alelí). Desde el feminismo se ha criticado que la canción, en realidad, es una romantización del femicidio. ¿Qué puede decir usted ante eso?
– No, es todo lo contrario. Quizás la gente no conozca entera la historia, pero yo escribí esa canción en relación al impacto que me produjo la decisión del protagonista -un protagonista verídico- que cuando terminó su condena en la cárcel, decidió quedarse para seguir pagando eternamente su culpa. Más allá de favorecer la idea de ser generoso con el femicidio, lo que la canción intenta justamente es una crítica a este tipo de crímenes, y favorecer una mirada mucho más amable, abierta y sincera sobre las cuestiones de género.
– Si el movimiento feminista se sintiera ofendido por la canción, ¿usted estaría dispuesto a retirarla de su repertorio?
– Sí, pero no creo que el movimiento feminista se sienta ofendido por la canción que justamente culpa a quien cometió un crimen de esa naturaleza, y que se culpa a sí mismo de lo que acaba de sucederle.
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